lunes, enero 14, 2008

Práctica para el Desdoblamiento Astral.

Vamos a entregar una práctica para penetrar al templo de Kalusuanga, el dios primitivo de luz, quien admitirá en sus misterios a las almas sedientas del rayo maya. La clave para entrar al templo de Kalusuanga, el gran Maestro del rayo maya, es:

Sentado en un sillón, frente a una mesa, apoyará los codos sobre la mesa y sostendrá la cabeza con la mano izquierda, mientras que con la derecha hará pases magnéticos sobre la cabeza, desde la frente hasta la nuca, con el propósito de magnetizarse a sí mismo y arrojar con fuerza (con los pases magnéticos) el cuerpo astral hacia afuera, en dirección al templo de Buritaca, sede de la sabiduría antigua del rayo maya.

Uniendo la voluntad y la imaginación en vibrante armonía, haciendo un esfuerzo por adormecerse, debe sentirse como que actúa en carne y hueso dentro del templo Buritaca. Pronunciará con el pensamiento el mantram OMNIS BAUN IGNEOS. Estas palabras se pronuncian de seguido, alargando el sonido de las vocales, hasta quedarse adormecido.

Después de cierto tiempo de práctica, saldrá el discípulo en cuerpo astral y Kalusuanga, el Maestro sublime del rayo maya, lo instruirá en los misterios sagrados mayas

Kalusuanga prueba el valor de los que lo invocan y se aparece gigantesco y terrible, para probar al discípulo, el cual, si es valeroso, será instruido en la ciencia de los Mamas.

Para llegar a la cultura de los Mamas se necesita que pasen centenares de años.

En la Sierra Nevada de Santa Marta vive un iniciado maya cuya edad es indescifrable. Este gran iluminado es el Mama Presidente del gobierno de los indios arhuacos. Tiene poderes sobre la creación entera y es profundamente venerado por todos los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Hay templos de luz también en Taganga y Gaira. Templos majestuosos, santuarios augustos de los grandes iniciados mayas. Los templos se hallan en estado de jinas, dentro de la cuarta dimensión, y son catedrales de la naturaleza donde moran los grandes sabios de la culebra.

Los altos iniciados mayas se comunican con los Maestros del Tíbet y pueden trasladarse de un lugar a otro con cuerpo y todo en pocos segundos, a través del plano astral, quinta coordenada del planeta Tierra.

Estos sabios son terriblemente callados y humildes, y ningún ser humano civilizado podrá sacarles sus secretos a menos que sea digno y merecedor de ser recibido como discípulo. El rayo maya es el rayo autóctono americano. Aquí está la clave para que los conozcas.

Samael Aun Weor
Misterios Mayas

Concordancias en las vidas de algunos personajes sagrados

Similitudes entre las vidas de Jesus de Nazareth, Budha y Krishna

Proxima Actualizacion

La Didactica de la Disolucion del Yo

La mejor didáctica para la disolución del Yo, se halla en la vida práctica intensamente vivida.

La convivencia es un espejo maravilloso donde el Yo se puede contemplar de cuerpo entero.

En la relación con nuestros semejantes, los defectos escondidos en el fondo sub consciente, afloran espontáneamente, saltan fuera, porque el subconsciente nos traiciona y si estamos en estado de alerta percepción, entonces, los vemos tal cual son en Sí mismos.

La mejor alegría para el gnóstico es celebrar el descubrimiento de alguno de sus defectos.

Defecto descubierto, defecto muerto. Cuando descubrimos algún defecto, debemos verlo en escena como quien está viendo cine, pero sin juzgar ni condenar.

No es suficiente comprender intelectualmente el defecto descubierto, se hace necesario sumergirnos en profunda meditación interior para atrapar al defecto en los otros niveles de la mente.

La mente tiene muchos niveles y profundidades y mientras no hayamos comprendido un defecto en todos los niveles de la mente, nada habremos hecho y éste continuará existiendo como demonio tentador en el fondo de nuestro propio subconsciente.

Cuando un defecto es íntegramente comprendido en todos los niveles de la mente, entonces, éste se desintegra, al desintegrar y reducir a polvareda cósmica el Yo que lo caracteriza.

Así es como vamos muriendo de instante en instante. Así es como vamos estableciendo dentro de nosotros un centro de conciencia permanente, un centro de gravedad permanente.

Dentro de todo ser humano que no se halle en último esta¬do de degeneración, existe el Budhatta, el Principio budhístico interior, el
material psíquico o materia prima para fabricar eso que se llama Alma.

El Yo pluralizado gasta torpemente dicho material psíquico en explosiones atómicas absurdas de envidias, codicia, odios, ce¬los, fornicaciones, apegos, vanidades, etc.

Conforme el Yo pluralizado va muriendo de instante en ins¬tante, el material psíquico se va acumulando dentro de nosotros mismos, convirtiéndose en un centro permanente de conciencia.
Así es como vamos individualizándonos poco a poco. Desegoistizándonos nos individualizamos. Empero, aclaramos que la individualidad no es todo, con el acontecimiento de Belén de¬bemos pasar a la sobre individualidad.

El trabajo de disolución del Yo es algo muy serio. Necesi¬tamos estudiarnos a sí mismos, profundamente, en todos los niveles de la mente. El Yo es un libro de muchos tomos.

Necesitamos estudiar nuestra dialéctica, pensamientos, emo¬ciones, acciones de instante en instante, sin justificar ni condenar. Necesitamos comprender íntegramente en todas las profundidades de la mente, todos y cada uno de nuestros defectos.

El Yo pluralizado es el subconsciente. Cuando disolvemos el Yo, el subconsciente se convierte en consciente.

Necesitamos convertir el subconsciente en consciente y eso sólo es posible logrando la aniquilación del Yo.

Cuando el consciente pasa a ocupar el puesto del subcons¬ciente, adquirimos eso que se llama conciencia continua.

Quien goza de conciencia continua, vive consciente en todo instante, no sólo en el mundo físico sino también en los mundos superiores.

La humanidad actual es subconsciente en un noventa y siete por ciento, y por ello, duerme profundamente, no solamente en el mundo físico, sino también en los mundos suprasensibles duran¬te el sueño del cuerpo físico y después de la muerte.

Necesitamos la muerte del Yo, necesitamos morir de instante en instante, aquí y ahora, no solamente en el mundo físico, sino también en todos los planos de la Mente cósmica.

Debemos ser despiadados para con nosotros mismos y hacerle la disección al Yo con el tremendo bisturí de la autocrítica.

Samael Aun Weor
La Revolución de la Dialéctica

Los Principios Religiosos


Todas las religiones son piedras preciosas engarzadas en el hi­lo de oro de la Divinidad.

Las religiones conservan los valores eternos, no existen reli­giones falsas. Todas las religiones son necesarias, todas las religiones cumplen su misión en la vida.

Es absurdo decir que la religión del vecino no sirve y que sólo la mía es verdadera. Si la religión del vecino no sirve, entonces la mía tampoco sirve porque los valores son siempre los mismos.

Es estúpido decir que la religión de las tribus indígenas de América es idolatría, entonces ellos también tienen derecho a de­cir que nuestra religión es idolatría. Y si nosotros nos reímos de ellos, ellos también pueden reírse de nosotros. Y si nosotros deci­mos que ellos adoran o adoraban ídolos, ellos también pueden decir que nosotros adoramos ídolos.

No podemos desacreditar la religión de otros sin desacredi­tar la nuestra también, porque los principios son siempre los mis­mos. Todas las religiones tienen los mismos principios.

Bajo el sol, toda religión nace, crece, se desarrolla, se multi­plica en muchas sectas y muere. Así ha sido siempre y así será siempre.

Los principios religiosos nunca mueren. Pueden morir las for­mas religiosas, pero los principios religiosos, es decir, los valores eternos, no mueren jamás. Ellos continúan, ellos se revisten con nuevas formas.

La religión es inherente a la vida como la humedad lo es al agua.

Hay hombres profundamente religiosos que no pertenecen a ninguna forma religiosa.

La gente sin religión es conservadora y reaccionaria por na­turaleza. Sólo el hombre religioso logra la Revolución de la Dia­léctica.

No hay motivo que justifique las guerras religiosas como las de Irlanda. Es absurdo calificar a otros de infieles, herejes o paganos, por el simple hecho de no pertenecer a nuestra religión.

El brujo, que en el corazón de las selvas africanas, ejerce su sacerdocio ante la tribu de caníbales, y el aristócrata arzobispo cristiano que oficia en la Catedral Metropolitana de Londres, Pa­rís o Roma, se apoyan en los mismos principios, sólo varían las formas religiosas.

Jesús, el Divino Rabí de Galilea, enseñó a todos los seres hu­manos el camino de la Verdad y la Revolución de la Dialéctica.

La Verdad se hizo carne en Jesús y se hará carne en todo hombre que logre la Revolución Integral.

Si estudiamos las religiones, si hacemos un estudio comparati­vo de las religiones, en todas ellas encontraremos el culto al Cristo, lo único que varían son los nombres que se le dan al Cristo.

El Divino Rabí de Galilea tiene los mismos atributos de Zeus, Apolo, Krishna, Quetzalcoatl, Lao‑Tsé, Fu-ji -el Cristo chino-, Buddha, etc.

Uno se queda asombrado cuando hace un estudio comparati­vo de las religiones. Todos estos sagrados personajes religiosos que personifican al Cristo nacen el 24 de diciembre a las 12 de la noche.

Todos estos sagrados personajes son hijos de inmaculadas concepciones, todos ellos nacen por obra y gracia del Espíritu San­to, todos ellos nacen en Vírgenes inmaculadas antes del parto, en el parto y después del parto.

La pobre y desconocida mujer hebrea María, madre del Ado­rable Salvador Jesús, el Cristo, recibió los mismos atributos y po­deres cósmicos de la Diosa Isis, Juno, Demeter, Ceres, Vesta, Maia, Adonía, Insoberta, Rea, Cibeles, Tonantzin, etc.

Todas estas deidades femeninas representan siempre a la Ma­dre Divina, el Eterno Femenino Cósmico.

El Cristo es siempre el hijo de la Madre Divina y a ella le rin­den culto todas las santas religiones.

María es fecundada por el Espíritu Santo. Cuenta la tradición que el Tercer Logos, en forma de paloma, hizo fecundo el vientre inmaculado de María.

La paloma es siempre un símbolo fálico. Recordemos a Peris­tera, ninfa del cortejo de Venus, transformada en paloma por el amor.

Entre los chinos, el Cristo es Fu-ji. El Cristo chino que nace milagrosamente por obra y gracia del Espíritu Santo.

Paseándose una virgen llamada Hoa‑Se por la orilla del río, puso su pie sobre la huella del Grande Hombre; inmediatamente se conmovió viéndose rodeada por un resplandor maravilloso y sus entrañas concibieron. Transcurridos doce años, el día cuarto de la décima Luna, a media noche, nació Fu-ji, llamado así en memoria del río a cuya orilla fue concebido.

En el México Antiguo, Cristo es Quetzalcoatl, quien fuera el Mesías y el transformador de los toltecas.

Estando un día Chimalmán sola con sus dos hermanas, se le apareció un enviado del cielo. Las hermanas, al verlo, mueren de espanto. Ella, al oir de boca del ángel que concebiría un hijo, con­cibió al instante, sin obra de varón, a Quetzalcoatl, el Cristo mexi­cano.

Entre los japoneses, el Cristo es Amida, quien intercede ante la Diosa Suprema Ten‑Sic‑Dai‑Tain rogando por todos los pecado­res.

Amida, el Cristo japonés de la Religión Sintoísta, es quien tiene los poderes para abrir las puertas del Gokurat, el Paraíso.

Los Eddas germanos citan a Khristos, el Dios de su Teogonía, semejante a Jesús, nacido también el 24 de diciembre a media no­che, lo mismo que Odín, Wotan y Beleno.

Cuando uno estudia el Evangelio de Krishna, el Cristo indú, se queda asombrado al descubrir el mismo Evangelio de Jesús, y sin embargo Krishna nació muchos siglos antes que Jesús.

Devaki, la virgen hindú, concibió a Krishna por obra y gracia del Espíritu Santo. El niño dios Krishna fue transportado al esta­blo de Nanden y los dioses y ángeles vinieron a adorarle. La vida, pasión y muerte de Krishna es similar a la de Jesús.

Vale la pena estudiar todas las religiones. El estudio compa­rativo de las religiones lo lleva a uno a comprender que todas las religiones conservan los valores eternos, que ninguna religión es falsa, que todas son verdaderas.

Todas las Religiones hablan del alma, del cielo, del infierno, etc. Los principios son siempre los mismos.

Entre los romanos, el infierno era el Averno; entre los griegos era el Tártarus y entre los indostanes el Avitchi, etc.

El cielo, entre los romanos y griegos, era el Olimpo. Cada re­ligión tiene su cielo.

Cuando terminó la religión de los romanos, cuando se degene­ró, los sacerdotes se convirtieron en adivinos, titiriteros, etc., pero los principios eternos no murieron, ellos se revistieron con la nueva forma religiosa del cristianismo.

Los sacerdotes paganos, denominados Augur, Druida, Fla­men, Hierofante, Dionysios y Sacrificador, fueron rebautizados en el cristianismo con los sagrados títulos de Clérigos, Pastores, Prela­dos, Pope, Ungido, Abate, Teólogo, etc.

Las Sibilas, Vestales, Druidesas, Papisas, Diaconesas, Ména­des, Pitonisas, etc., en el cristianismo fueron denominadas Novi­cias, Abadesas, Canonesas, Prelados Superiores, Reverendas, Her­manas, Monjas.

Los Dioses, Semi‑dioses, Titanes, Diosas, Sílfides, Cíclopes, Mensajeros de los dioses de las antiguas religiones, fueron rebauti­zados con los nombres de Ángeles, Arcángeles, Serafines, Potesta­des, Virtudes, Tronos, etc.

Si antiguamente se adoraron a los dioses, ahora también se les adora, sólo que con otros nombres.

Las formas religiosas cambian según las épocas históricas y las razas. Cada raza necesita su forma religiosa especial.

Los pueblos necesitan la religión. Un pueblo sin religión es de hecho un pueblo totalmente bárbaro, cruel y despiadado.

Samael Aun Weor
La Revolución de la Dialectica.